lunes, 25 de febrero de 2013

¿De verdad quieren personalidad?

Voy a hablar sobre algo que causa en mí el mismo grado de gracia que de incomprensión. Algo tan vulgar como el pelo. Capaz de mostrar belleza o de fealdad. Increíblemente variado e increíblemente personal. Largo o corto. Rubio, castaño, moreno o pelirrojo. Rizado, liso, u ondulado. De todas las formas y todas las texturas. Mostrándonos la personalidad de cada uno, en un mundo en el que se nos critica a todos por ser iguales.

Y es que el pelo es algo puramente subjetivo. Tú eliges como te gusta llevarlo, y eso en cierta manera, te distingue de una sociedad sin personalidad. Si de verdad queremos que la gente tenga personalidad, que sea bueno en lo que quiere, debemos dejarle expresarse, y permitirle llevar el pelo como quiera.

Pero iré directo al grano con el motivo de este escrito. Verán, hoy en el colegio me han dicho que debo de cortarme el pelo. Yo llevo el pelo no muy largo, pero es rizado así que parece más de lo que es. Cuando me lo han dicho, empecé a pensar en una de las tesis principales de este curso, que es ser diferentes. No hacer lo que hace la multitud. Sin irnos mas lejos, en la convivencia nos han hablado de este mismo suceso, en charlas tan variadas como la de Carlos Andreu o el director de Deloitte, destacando la importancia de hacer lo que nos gusta.


Por eso creo que el Colegio Retamar, donde yo estudio, debería permitir el pelo personal, el pelo que cada uno quiera. Además, no veo razones lógicas para no permitirlo, debido a que, al contrario de la ropa, el pelo no muestra las clases sociales y no es motivo de división.

Por eso a los dirigentes del Colegio Retamar les envío este mensaje:

Creo que estamos igual de capacitados para elegir nuestro futuro como para elegir el pelo. Si de verdad ustedes quieren que hagamos lo que nos gusta; que seamos distintos, que no seamos simplemente una masa, deberían replantearse esta incoherente medida.

Javier Z.



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