viernes, 15 de febrero de 2013

El capítulo que no se llegó a publicar.

El capítulo que no se llegó a publicar.:
Nuestro principito, cansado después del largo viaje a la Tierra fue saltando de planeta en planeta. Ninguno le parecía suficientemente atractivo para quedarse a pasar una temporada.

En algunos se encontraba a gente aburrida, en otros a gente vanidosa, egoísta; otros parecían interesantes al principio pero finalmente todos tenían un denominador común que espantaba al pobre Principito, todos eran adultos... Llevaba ya muchos meses viajando, quizás demasiados, echaba de menos a su flor y decidió reemprender la vuelta. Hizo pocas paradas apenas paraba mas que para descansar un poco, y ver las puestas de sol que tanto le gustaban desde otra perspectiva. Una mañana cuando estaba dispuesto a continuar su viaje, observó como luces de distintos colores bailaban en el cielo estrellado. Lleno de curiosidad se dispuso a averiguar que era.

Cuando llegó al desconocido planeta, encontró a un niño, debía de tener su edad aproximadamente, jugaba con unos artilugios extraños, al principio centelleaban en el suelo, a continuación salían disparados a una velocidad vertiginosa, para explotar en miles de luces. El Principito intrigado preguntó de que se trataba, el pequeño niño, respondió con otra pregunta, lo que irritó a nuestro Principito que nunca renunciaba a una pregunta. Ninguno respondió y pasaron así toda la tarde sin apenas dirigirse la palabra.

El pequeño niño, le contó que a el le llamaban el señorito, o así por menos se llamaba así mismo. Esto alegró enormemente al Principito, puesto que ya tenían algo en común. Comenzaron a jugar, aprendió incontables juegos, descubrió lugares interesantísimos y pasó momentos inolvidables. Sin embargo, una tarde disfrutando de la puesta de sol, mientras Señorito preparaba sus "juegos artificiales" (o así lo llamaba él) , acordándose de su flor y el vacío que dejaba en su corazón decidió que debía volver a por ella, pero se había hecho muy amigo de Señorito, se había convertido en su mejor amigo. Le dio vueltas, vueltas y vueltas, no pensaba en otra cosa, y acabó tomando la que pensó que era la mejor decisión...  


Miguel G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario