jueves, 14 de febrero de 2013

El Principito mas goay

El Principito mas goay:
Pues nada, aquí estaba yo, como de costumbre aburrido sentado en frente del ordenador. Creía que ya me iba a dormir cuando llamaron al timbre. Obviamente, en ese momento piensas que le abra su padre porque yo no me voy a levantar, pero gracias a mi increíble fuerza de voluntad, y a que estaba solo en casa, me levante para abrir la puerta.


Ante mi apareció una especie de cosa, que por el contorno de la luz pude deducir que era humano. Como si nada, entró y me dijo que se llamaba Principito. Se preguntaran ustedes que estaba pensando yo, es fácil, que un domingo a las 7 te interrumpa tu siesta-estudio un tío llamado Principito no suele hacer mucha gracia, así que, como se imaginan, yo estaba sin muchas ganas de hacer amigos.


Ya dentro, hice uso de mi increíble hospitalidad, dándole al tío la oportunidad de hablar de lo que le sucedía. Me dijo que acababa de aterrizar en pozuelo estación, que no conocía a nadie, y que por favor le dejara quedarse un rato en mi casa.


Yo como estudiante de sociales, y como futuro hombre de negocios vi ahí mi oportunidad. Así que le dije: bueno, puedes quedarte si me ayudas a hacer un T-200, sobre un cuento para niños pequeños que nos han mandado en el colegio.


Subimos a mi cuarto para empezar el trabajo, pero a ninguno de los dos se nos ocurrió ninguna idea sobre la que hablar, así que ya deben de deducir como acaba la historia, eché a patadas al Principito ese de mi casa por inútil, y yo escribí lo que me pasó aquella tarde, con la esperanza de que el profesor de filosofía me puntuara algo por lo menos.


       Javier Z.

No hay comentarios:

Publicar un comentario